Recuerdo perfectamente que empecé este blog con la firme intención de publicar una receta cada sábado. Las mañanas de sábado me gustan especialmente porque ofrecen una quietud alejada de la vorágine escolar que inunda nuestras vidas de lunes a viernes.
No solo no lo logré, sino que me di cuenta de que publicar semanalmente sería mucho más difícil de lo que pensé y bajé mis expectativas a 15 días... algún reto... en fin... Siendo como es mi naturaleza, me lo he tomado con calma. Vale decir, que el blog me ha servido para manejar la ansiedad desde otro lugar. Quiero hacer esto como hobby. No creo ser una persona que tenga hobby, o no lo he tenido hasta ahora. Mi blog es mi hobby: algo que disfruto, que me encanta hacer y a lo que no me molestaría dedicarme.
Sigo cocinando. En mi casa cocino a diario, siempre hay algo dulce para el fin de semana, un evento especial con el que colaborar ... pero no siempre está la oportunidad de tomar la foto o simplemente pasan los días y el momento de publicar se va dilatando.
Hay una redefinición constante de mi blog, pero sé que lo mantendré con el espíritu alto. Así es que esta entrada tiene dos intenciones, en primer lugar hacer un llamado a la solidaridad bloggeril (si es que existe esa palabra, claro está!) y por el otro comentar sobre un blog que descubrí y me pareció de una belleza exquisita, aunque nada tiene que ver con la cocina. Vamos a la primero:
Llamado a la solidaridad: torta perdida
En Argentina llamamos a los pasteles decorados "tortas". Uno sabe que la torta de cumpleaños tiene que ser algo imponente desde lo sentimental; no tanto por la decoración en sí misma, como por lo que significa para el homenajeado. He visto que según los países se las llama cake, pastel, tarta... pero siempre prima la intención de homenajear.
Resulta que en una de mis incursiones por diversos blog (comienzo aquí y vaya uno a saber en dónde termino, porque quizá un comentario o una foto me llamó la atención y entonces un blog me lleva a otro y a otro y a otro más...) visité un blog de España con tortas decoradas. Recuerdo especialmente dos. La primera un pastel de boda (¡qué expresión tan castiza!) para alguien que se casaba junto al mar y contaba con una amiga generosa que se ofreció para el traslado del pastel. La otra, la torta que se me ha perdido en definitiva, una torta cuadrada decorada con cupcakes o muffins simulando flores. En fin ... si alguien sabe de qué blog hablo voy a quedar muy agradecida porque llevo varias semanas tratando de repetir el recorrido, sin éxito hasta ahora.
Sorpresas te da la vida: aceite = jabón
Este viernes llegó una nota del jardín diciendo que los niños deben asistir el lunes con 1/2 litro de aceite usado para hacer jabón artesanal ... ¡¡¿¿??!!... así nos quedamos con mi esposo. Ciertamente que desconocíamos en absoluto la posibilidad de hacer jabón a partir de aceite. Sí bien recordábamos la jabonería de Vieytes con sus tachos de grasa y famosa en la Historia Argentina, nunca sospechamos que se pudiese hacer jabón a partir de aceite.
Esta mañana nos pusimos a investigar y efectivamente no solo se puede hacer, sino que nos llamó la atención como en España esta práctica es habitual. No sé si me animaré a hacerlo por la soda cáustica. De hecho, es el temor que tenemos para el lunes: ¿qué recaudos tomará la maestra para que niños de 5 años trabajen con una mezcla de soda cáustica, sal y aceite? ...
Finalmente, como una cosa lleva a la otra encontré un blog PRECIOSO acerca del ancestral arte de la jabonería y la cosmética, así es que lo usaré de excusa para dejar este primer post de setiembre recomendando que lo visiten porque es un placer para los sentidos: El arte del jabón.
¡Hasta cualquier momento!
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