Al igual que cuando tuvieron lugar las elecciones en Venezuela, me quedé hasta que supimos quién había ganado. Fue distinto el resultado. Fueron muy distintas mis emociones.
¡Qué felicidad saber que ganó el presidente Obama! Claro que muy poco importa qué pueda pensar al respecto alguien de los confines del mundo (dicho esto del confín en sentido literal y metafórico). Pero pienso que para la clase de ciudadanía que pretendo forjar en mis hijos, el presidente Obama es un ejemplo en muchos sentidos.
De alguna manera representa la evolución de la humanidad hacia una sociedad más justa, plural, tolerante. Una sociedad menos racista, parcial y obsecuente. Cuando tuvo lugar la jura presidencial en enero de 2009, recuerdo que me levanté muy temprano para estar atenta al desarrollo de la ceremonia. Recé el Rosario y estaba muy preocupada pensando que una tragedia podía enlutar lo que significaba un claro avance de la humanidad: un presidente negro en USA, cuando la misma situación 50 años atrás (¡¡apenas 50 años!!) hubiese sido impensable.
Luego los analistas dirían que aquellas elecciones, sobre todo en las primarias, fueron especialmente significativas: no solo se postulaba un presidente negro (Barack Obama), sino que el adversario era una mujer (Hillary Clinton).
Así las cosas, el presidente Obama recibiría el Premio Nobel de la Paz y muchas voces se dejaron oír acerca de lo injustificado del mérito. En mi opinión, ese premio fue un reconocimiento a la sociedad estadounidense que nos dio a todos los demás pueblos del mundo una lección imperdible de sana democracia, ciudadanía ilustrada, trabajo por la paz, aceptación de las diferencias y las minorías sin necesidad de que una implique a la otra. Así, el Premio Nobel de la Paz está en manos quien supo encarnar los cambios de la nueva humanidad, hacerse eco de un mundo mejor.
Claro que más me hubiese gustado que USA retirara sus tropas definitivamente de cualquier lugar del mundo. Que las palabras guerra, armamento, acciones bélicas, daños colaterales y todas que se asocian a ellas hubiesen desaparecido completamente de los diccionarios. No ha sido así, sin dudas. Y como en toda gestión política es pasible encontrar aciertos y desaciertos, coincidencias y desconciertos. No obstante, me sumo a las palabras del presidente reelecto y firmemente creo que lo mejor está por venir.
Realmente, en mi casa las elecciones presidenciales se vivieron con mucha emoción y expectativa. Así que el domingo por la tarde, cuando ya solo quedaba esperar al martes, hicimos con mis hijos las "galletas del presidente Obama".
Cuando hicimos estas galletas, mi hijo preguntó: "¿Por qué apoyamos al presidente Obama, mami?". Y decididamente lo apoyamos por que él representa una nueva época, encarna en sí la posibilidad de un mundo más tolerante, abierto y, sobre todo, rico en su diversidad. Suerte la mía con dos hijos maravillosos que me apoyan incondicionales en cada una de mis cruzadas.
Estoy segura de que es así. ¡Vamos con las galletas!
Tenía ganas de hacer estas galletas de pasas y avena desde que vi unas cookies de cacao en el fantástico blog de Paula. (Me muero de ganas de contar cómo llegué a su blog, pero será mejor que lo dejé para otra entrada). Entonces, tenía las cookies pendientes y la necesidad imperiosa de dar cuenta de las elecciones que nos mantuvieron ocupados durante las últimas semanas. La combinación no podría haber sido mejor. Claro que un cheescake newyorkino también hubiese ilustrado muy bien el post y cuánto mejor el pollo frito al estilo sureño.... pero estas cookies refieren a la perfección el espíritu norteamericano. Y de eso se trata esta entrada.
Tenía la receta de Paula como base. Pero esto tenía que ser bien norteamericano así que busqué en el site de Martha Stewart, pero quedé perpleja ante la cantidad de comentarios negativos acerca de los resultados con su receta. Luego me acordé de una marca -que llevo años sin ver en estas pampas, por cierto- que quizá pudiera ayudarme: Betty Crocker.
La receta de Betty C se puede consultar aquí. La mía resultó una especie de sinergía entre la inspiración que recibí de las cookies de Paula, la receta de Betty Crocker y mi intuición (sería falsa modestia no decirlo así).
El resultado: unas galletas deliciosas que mis hijos llevaron al día siguiente a la escuela.
Estas son mis galletas de avena y pasas para conmemorar las elecciones 2012 de USA.
CONGRATULATIONS, president Obama!
Betty Croker´s Oatmeal-Raisin Cookies
Ingredientes: (20 galletas grandes)
2/3 taza de azúcar orgánica
100g de manteca (mantequilla) pomada
1 cucharadita de bicarbonato de sodio
1 cucharadita de canela en polvo
1 cucharadita de esencia de vainilla
½ cucharadita de polvo para hornear
½ cucharadita de sal
2 huevos
2 tazas de avena tradicional
1 1/2 tazas de harina común (000)
1/2 taza de pasas de uvas negras sin semillas, hidratadas en té negro
Preparación:
Preparar una taza de té negro e hidratar en él las pasas de uva.
Tamizar los secos y reservar (harina, bicarbonato de sodio, canela en polvo, polvo para hornear, sal).
En un bol amplio integrar la manteca pomada con la azúcar, los huevos y la esencia de vainilla. Añadir los secos, la avena y las pasas (a las que se les ha escurrido el té) e integrar.
Darle a la masa forma de rollo (6-8 cm de diámetro) con ayuda de un film (puede ser film de cocina, papel encerado o una bolsa plástica limpia) y reservar en el frío hasta que endurezca lo suficiente para cortar con cuchillo.
Retirar el rollo de la heladera (nevera o refrigerador) y cortar rodajas de 1 cm de grosos aproximadamente. Disponer en una placa para horno y volver al freezer o congelador. Con unas 2 hs de congelado ya se pueden cocinar.
Para cocinarlas, precalentar el horno a temperatura moderada. Retirar del freezer e inmediatamente llevar a un horno medio-alto por espacio de 15 minutos, aproximadamente.
Notas de color:
El paso del congelado se puede evitar. Lo que se logra con él es que las galletas conserven su forma durante la cocción y no se expandan de más.
Como utilizo siempre la misma placa para las galletas, en mi caso no es necesario enmantecarla previamente.
Qué buenas se ven tus cookies Silvia. Seguro que a Obama le gustarían, son dignas de un presidente :)
ResponderBorrarBss
Qué sorpresa tenerte por acá, Carmen. Gracias por tus cariñosas palabras.
BorrarHola Silvia, las galletas con avena son mis favoritas, aunque siempre las compro, le verdad me encantaría hacerlas en casa y tu receta se ve deliciosa, sólo tengo una pregunta... si las pasas no me hacen mucha gracia las omito, las cambio por otra cosa, qué hago??
ResponderBorrarPienso lo de Carmen, dignas de un presidente!
Un beso y que tengas una feliz semana!
Hola, Esmeralda.
BorrarLa verdad es que son muy fáciles de hacer. La única cuestión es manejar un poo la temperatura en función de lograr tal o cual forma luego de la cocción.
Las pasas de uvas se pueden reemplazar por chips de chocolate e incluso coco rallado, o simplemente no las ponés y ya está ... ja-ja !! No obstante, la proporción en esta receta es baja y pasan desapercibidas.
Cariños para vos también !!!
¡Cuánto me identifico con este "post"!. Nunca he hecho las galletas de avena en casa, siempre las he querido hacer pero por una razón u otra, termino comprando las que hacen en el supermercado. Conservaré esta receta para cuando llegue ese día, porque me gusta la idea de hidratar las pasas en el té.
ResponderBorrarTener al Presidente Obama nuevamente es una gran alegría. Recuerdo un tema que eligió mi hijo para una exposición en su escuela, cuando estaba en Sexto de Básica: "La Casablanca y el Presidente Barack Obama", por el que obtuvo un reconocimiento y buenas calificaciones.
No hay mejor idea para celebrar que unas ricas y nutritivas galletas de avena hechas en casa.
¡Felicidades!
Hola, Cecilia.
Borrar¡Cuántas coincidencias !!
Lo del té para las pasas es un truco fantástico porque conserva el sabor de las pasas sin transferirlo al agua donde se infunden. La misma técnica aplico con los tomates secos, por ejemplo.
Mi cariños para vos y tus niños.
Hola Silvia, hoy vengo yo de visita a tu blog. Es un placer leerte así que sigue escribiendo y publicando cosas.
ResponderBorrarObama es todo un simbolo que duda cabe y también una relativa tranquilidad para los habitantes de este maltrecho planeta. Ójala fuese mucho más, soy bastante escéptica aunque esta mañana he decidido dejarme contagiar por tu entusiasmo: ayer un compañero me dijo que ser pesimista es de conservadores así que viva el optimismo.
Me encantan tus galletas y el truco del té me lo apunto.
Muchos besos
Hola, Rosa.
ResponderBorrarMe resultan tan cálidas tus palabras. ¡Gracias por eso!
Qué interesante la reflexión de tu compañero, he estado todo el día pensando en ello y creo que tiene razón. Personalmente y más en los tiempos que corren me suele costar bastante mantener el optimismo... pero con hechos como este pienso que no todo está perdido y que si vemos la luz al final del túnel es porque, de alguna manera, vamos por la buena senda.
¡¡Cariños!!